Camino de Santiago de Compostela
                               
   La Historia es quien nos da la primera respuesta: su origen es el descubrimiento del Sepulcro 
Jacobeo en la alta Edad Media, en tierras de Galicia. A partir de aquí cabe dudar de la identidad de restos que allí se veneran, pero este hallazgo es el único impuls acreditable del Camino de Santiago.

      Algunos teorizan un origen muy anterior, fruto de supuestos antecedentes paganos pre-cristianos en las costas gallegas. Es innegable la existencia de cultos paganos precristianos, casi puede decirse que es obvio, porque la existencia de cultos religiosos son consustanciales al hombre y por tanto anteriores a Cristo, pero lo que no se puede dar por certeza es que un culto crono.

    Es innegable el sincretismo entre cultos paganos y cristianismo, fenómeno de todas las culturas y épocas de la historia. Toda cultura que se impone a otra absorbe elementos de la anterior, y el fenómeno no es una imposición aniquiladora, como a veces se reprocha al cristianismo, sino que es un proceso espontáneo resultado de una concomitancia de cultos y costumbres arraigadas que la querencia popular mezcla y fusiona como una sola en modo que una se somete a la otra, pero subyaciendo dentro de ella.

 Pero este no es el caso del Camino de Santiago, que no es producto de un fenómeno de sincretismo cultural, sino que su inicio está bien acreditado como fenómeno sociocultural propio de identidad bien contrastada por diversos autores. Y no se trata de negar la existencia de precedentes, sino de establecer un orígen y, por tanto, de precisar si un hecho arcaico es causa de un hecho posterior o solo es cronológicamente anterior. Muchas cosas han existido antes en el amplio trayecto de espacio y de tiempo del Camino de Santiago, pero es bien identificable cuando un fenómeno es subsidiario cultural de otro previo, o cuando se instaura como acontecimiento.

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